Maras no es una serie

«MARAS» es la falsa serie ideada por CEAR con el apoyo de Globomedia para denunciar que las víctimas de estas pandillas en Centroamérica no encuentran refugio

El 1 de febrero de 2019 comienza la promoción de la supuesta nueva serie de Globomedia «Maras. Ver, Oír y Callar». Una producción con web, perfiles en redes sociales, y carteles en la calle para aumentar la expectación de los espectadores.

Sin embargo, el día del estreno miles de seguidores descubrieron que la serie «Maras» no tiene actores, ni guion, ni efectos especiales… En su lugar, han encontrado cinco “episodios” con los verdaderos protagonistas: cinco víctimas reales de estas pandillas violentas que vieron rechazada su petición de asilo en España y cuentan sus historias en primera persona.

Con este original formato, desde CEAR hemos querido denunciar que la mayoría de personas que huyen de la violencia de las Maras en El Salvador, Guatemala o Nicaragua ven denegadas sus solicitudes de asilo, a pesar de que su vida está seriamente amenazada.

Cinco episodios reales

«Maras» no es una serie. Aquí no verás a personajes contando una historia, aquí verás a personas contando su historia. Estas son las historias de quienes viven en primera personas la violencia de las pandillas. 

1. Jonathan. Solo era una niña

“Paseando por un parque, fui interceptado por miembros de pandillas y… yo iba con mi hija y fuimos víctimas de un atraco y, lastimosamente, mi hija fue víctima de violación sexual por estos miembros. Y, como le repito, siempre andan armados. Me pusieron boca abajo con el pie en la cara. Si hacía algo me iban a matar e iban a matar a mi hija”.

2. Milagros. La novia de la pandilla

“Cuando mi hija, cumplió once años, hubo un chico de una pandilla que me la molestaba, que quería que fuera la novia. Cuando son novias o han pertenecido a la pandilla, les cortan los pechos y les tiran una piedra en la cabeza y eso define que ha sido algo de las pandillas”.

3. Emily. Vete, aquí estás prohibido

“Pues ya se acercaron tres chicos. Me volvieron a golpear y me rodearon: ‘Mira, culero hijo de la gran… Queremos que te vayas de la colonia porque no soportamos verte acá, aquí no queremos maricones, aquí los maricones están prohibidos. Si no te vas, te vamos a ir a pelar al río, haz caso.”

4. Débora. La mara anda arriba

“Yo tenía un pequeño negocito. Llegaron los de una pandilla que se llama La 18. Que dejaban… ver, oír y callar. Entonces claro, yo por miedo a morir, pues yo les daba todo lo que ellos me pedían. A un sobrino mío lo mataron, 7 balazos le metieron. Allá es prohibido preguntar, allá es prohibido investigar por qué murió la gente. Allá solo matan, matan, pero nadie sabe por qué”.

5. Marcos. Asesinos de 12 años

“Un día, unos pandilleros, le dieron persecución a mi hermano y… bueno, le dieron muerte. Yo conocí muchos, muchos niños que ingresaron a la pandilla a los doce años y, a los doce años ya habían asesinado a cuatro personas en tan solo una semana. Los pandilleros les ponen el arma en sus manos y se los llevan a asesinar gente que quizás no tiene nada que ver en pandillas”.

¿Qué pedimos?

El Salvador, Honduras y Guatemala siguen bajo el régimen de terror que imponen las maras, con cifras de homicidios similares a los que se pueden dar en caso de un conflicto armado.

Cada vez más personas de estos países buscan refugio, sin embargo, CEAR lamenta que España ha levantado un muro invisible a las personas que huyen de la violencia de las pandillas, negando de forma sistemática sus peticiones de asilo. Una práctica que CEAR señala como contraria no solo a las directrices del ACNUR, sino también a repetidas sentencias de la Audiencia Nacional que han reconocido a las víctimas de las maras como personas refugiadas. Aquí explicamos en detalle por qué España debe ofrecerles protección. 

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