Dmytro: “En mi región la guerra no comenzó en 2022, sino en 2014”

Dmytro nació en Ucrania, en la región de Donetsk, donde vivió hasta 2014, cuando Rusia se anexionó la península de Crimea y empezó una guerra en su región que le hizo huir a Moscú. Pero tras la invasión rusa de Ucrania de la que se cumplen ya dos años, «el odio hacia todo lo ucraniano» en Rusia le forzó a dejar de nuevo su hogar y a buscar refugio en España. Ahora, intenta retomar su vida en Valencia.

 

En el momento de la invasión rusa en la región de Donetsk, Dmytro estaba finalizando su formación profesional y le faltaban menos de seis meses para diplomarse. “Mi hermano también estaba terminando sus estudios en la universidad en ese momento”, recuerda sobre el momento en que cambió su vida en 2014.

En medio de las tensiones, tanto Dmytro como su hermano se vieron obligados a huir a Rusia, a la región de Moscú, donde contaban con redes familiares que podían apoyarles. “Me tomó alrededor de un año completar los trámites y encontrar un trabajo”, cuenta sobre este comienzo, que fue complicado pero poco a poco le permitió tener un empleo y estabilidad.

«Odio hacia lo ucraniano»

“Cuando comenzó la guerra a gran escala el 24 de febrero de 2022, ya llevaba cuatro años trabajando en una planta que producía piezas de carrocería en Moscú”, cuenta Dmytro. Pero entonces, las cosas empezaron a cambiar.

“En la sociedad rusa, con la ayuda de la propaganda, se cultivó el odio hacia todo ‘lo ucraniano’; la Policía y la Guardia Nacional dispersaron con dureza cualquier manifestación que no tuviera como objetivo aprobar la guerra y las acciones del Gobierno ruso. Esto continúa hasta el día de hoy”, lamenta.

En Rusia no hay unidad en el tema del apoyo a la guerra. Mis antiguos colegas en su mayoría apoyaron y apoyan la guerra, pero también un gran número de mis amigos y conocidos se oponen a ésta, aunque no pueden hacerlo abiertamente, ya que en Rusia es punible administrativa y penalmente”, explica.

Un nuevo éxodo forzoso

Finalmente la situación se hizo tan insoportable que solo les quedó la huida. “Mi hermano salió de Rusia rumbo a España a finales de junio de 2022 en autobús. El viaje duró más de tres días y pasó por Letonia, Lituania, Polonia, Alemania y Francia. Dos meses después tuve que hacer lo mismo por la misma ruta”, explica Dmytro sobre el viaje que le trajo hasta España, lejos de su región y de gran parte de su familia.

Mis padres han permanecido todo este tiempo en los territorios ocupados de la región de Donetsk, en Gorlovka. La vida allí es muy difícil; de hecho, la ciudad está gobernada por el Ejército ruso, casi toda la industria no funciona desde 2014”. “Mi madre tiene graves problemas de salud y un arraigo muy fuerte a su territorio, por lo que no pueden huir. Les extraño”, dice con tristeza.

Ahora intenta centrase en su vida en España. Desde hace poco más de un año reside en el centro de acogida que gestiona CEAR Valencia en la localidad de Sueca (Valencia), especializándose en electromecánica de automóviles. Su objetivo es finalizar la formación, encontrar un empleo digno y “vivir de forma segura e independiente”.

Pero no puede olvidar que el conflicto en su país continúa. “Esta guerra ya ha traído mucha destrucción y dolor a Ucrania. Debe detenerse”, desea Dmytro.

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