Por el derecho a vivir en paz de todas las mujeres

Millones de mujeres huyen solo por serlo: la persecución por motivos de género es una realidad invisibilizada que afecta a mujeres de todo el mundo. Viven amenazadas y se vulneran sus derechos humanos sistemáticamente por ser quienes son.   

 

Las mujeres y niñas son víctimas de persecuciones específicas como la trata de personas con fines de explotación sexual, matrimonios forzados, violencia machista o mutilación genital. 

“Mi vida en México estaba llena de violencia: violencia verbal, violencia física, emocional…”, recuerda M.P. Su pareja la golpeaba, humillaba y amenazaba con matarla a ella y a sus hijos. Hasta que un día lo intentó. “Por eso viajé y vine a España. Sin conocer a nadie, sin saber nada. Vine a España con mis dos hijos. Tenía miedo de estar allá, mi vida corría peligro”, cuenta M.P., con la que CEAR ha trabajado desde su llegada.  

A Isatu le cortaron el clítoris y los labios menores cuando era una niña en Sierra Leona. Su experiencia fue tan terrible que decidió que su hija no pasaría por eso, pero su marido, con el que la forzaron a casarse a los quince años, y su familia política le practicaron la mutilación parcial con dos años.   

‘‘El día que se lo hicieron a mi hija lloré mucho. Pero a ella no le cortaron bien y eso fue una esperanza para mí. Querían repetírselo cuando tuviera 16 años para completar su mutilación, pero me negué’’. Y no lo permitió. Huyó con su hija y su hijo por Guinea, Mali, Argelia y Marruecos hasta España. ‘’Fue una pesadilla”, recuerda. Pero lo consiguió. 

En los contextos de conflictos armados o de violencia generalizada también las mujeres y niñas están más expuestas a sufrir violencias, y en las situaciones de pobreza extrema a menudo son las personas más afectadas por la falta de acceso a sus derechos más básicos o por la desigualdad. El cambio climático y la degradación ambiental también les afectan mayormente.  

Huir es a veces la única opción. De los 82,4 millones de personas forzosamente desplazadas que había en el mundo a finales de 2020, casi la mitad, un 47%, eran mujeres y niñas. En 2021, en España, 23.499 mujeres solicitaron protección internacional; más de un tercio de las peticiones que se hicieron. 

Buscar refugio también es más difícil  

Los procesos migratorios también son más difíciles por las violencias a las que están expuestas y como víctimas de una discriminación interseccional (ocurre cuando varios motivos de discriminación interactúan a la vez, como ser mujer migrante y lesbiana). La persecución y la violencia no terminan cuando logran escapar de sus países de origen, sino que tanto en los países de tránsito como en los de acogida corren el riesgo de sufrir diversos tipos de violencia.  

Incluso si el motivo inicial de huida no está relacionado con motivos de género, durante el tránsito o al llegar a los países de acogida sufren unos tipos de violencia específica que solo afecta a las mujeres, lo que complica aún más su proceso de inclusión social y su bienestar psicológico.   

Muchas acaban siendo victimas de redes de trata en su intento de llegar a un lugar seguro y salvar la su vida. La falta de una identificación adecuada hace que sigan sufriendo violencia incluso en países considerados seguros. 

Ama huyó de Costa de Marfil por violencia de género y fue explotada sexualmente en Marruecos. Esto hico que huyera por segunda vez tras conseguir documentación falsa para poder viajar sin tener que jugarse la vida en el mar camino de España, donde solicitó protección tras ser identificada como víctima de trata por CEAR, lo que impidió que volviera a caer en la espiral que la hubiera puesto de nuevo en el punto de mira de las redes de las que huía. 

Retroceso de derechos 

La pandemia de la Covid-19 ha agravado el continuo retroceso de los derechos de las mujeres en todo el mundo. En Centroamérica las tasas de feminicidio se han disparado en países como Honduras, con la violencia contra las mujeres como un factor determinante en el desplazamiento forzado, especialmente para aquellas que tienen funciones de liderazgo y relaciones con miembros de las pandillas o de las fuerzas de seguridad.  

También en Afganistán la situación de las mujeres y las niñas es cada vez más grave. Desde su llegada al poder, el régimen talibán ha impuesto enormes obstáculos al acceso de las mujeres y las niñas al empleo, la salud, la educación y la participación política, mientras aumenta la crisis humanitaria.  

“Antes de tener que volar a España nuestra vida era bastante buena, teníamos buenos trabajos mi marido y yo, una casa pequeña y cómoda. Habíamos conseguido nuestros objetivos, aunque con muchos dificultades y problemas porque ser mujer en Afganistán era muy difícil”, explica Arezo, futbolista y directora de la Federación Femenina de Fútbol en su país hasta la toma de control de los talibanes. “Solo se espera que las mujeres están en casa, se casen, tengan hijos”.   

En los últimos días, la invasión rusa de Ucrania ha vuelto a demostrar que las mujeres, niños y niñas son el grupo mayoritario de personas desplazadas forzosamente.  

No dejar a nadie atrás 

Necesitamos que el mundo sea un lugar seguro, especialmente para las mujeres y niñas. Recordamos que existen compromisos acordados a nivel internacional como la Agenda 2030, que contempla la Igualdad de Género como uno de los Objetivo de Desarrollo Sostenible, o el Pacto Mundial de Migraciones, que resalta la importancia de una política migratoria con perspectiva de género y basada en derechos humanos.  

Por eso, CEAR propone las siguientes medidas:   

  • Garantizar el acceso al procedimiento de asilo y a la protección para todas las mujeres y niñas que llegan a nuestras fronteras atendiendo a sus necesidades específicas y aplicando un enfoque de género durante todo el procedimiento.  
  • Activar vías legales y seguras, y corredores humanitarios para prevenir la violencia específica que padecen las mujeres y niñas por razón de su género durante el tránsito migratorio y la evacuación de emergencias, impidiendo que se conviertan en víctimas de las redes de trata con fines de explotación sexual. 
  • Identificar situaciones de vulnerabilidad y violencia en el procedimiento de protección internacional, y proporcionar un tratamiento diferenciado cuando sea necesario.
Ayúdanos.

Con una aportación de 10€ nos ayudas a proporcionar el material escolar para niños y niñas refugiadas