Seis meses de genocidio en Gaza: muerte, desprotección e impunidad

Se cumplen seis meses de genocidio en Gaza sin que la comunidad internacional implemente medidas suficientes y efectivas que garanticen protección a la población civil, aseguren el acceso a la ayuda humanitaria y pongan fin a este insoportable episodio. Al menos 33.000 personas han muerto con vergonzosa impunidad.  

 

Palestina vive una catástrofe humanitaria sin precedentes. Desde el 7 de octubre, Israel ha reforzado el asedio que mantenía sobre la Franja de Gaza, dejando a cerca de 2,3 millones de personas atrapadas en un territorio de tan solo 360 kilómetros cuadrados: sin electricidad y sin apenas agua, comida o medicinas. Sometidas a continuos bombardeos y ataques que se cobran la vida de una media de 183 personas al día.

El lugar más peligroso para la infancia

En total, al menos 32.975 personas han muerto bajo los ataques indiscrimados del ejército israelí. Entre ellas, más de 13.000 niños y niñas, y 9.000 mujeres, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). En cuatro meses, han muerto más niños y niñas en Gaza que en todas las guerras del mundo en los últimos cuatro años: la Franja es “el lugar más peligroso del mundo para los niños y niñas”, lamenta UNICEF. 

Las terribles cifras van más allá de las muertes. Al menos 75.577 personas han resultado heridas de diferente gravedad y 7.000 siguen desaparecidas bajo los escombros. Cerca del 60% de las viviendas han sido destruidas, el 80% de las infraestructuras comerciales, 230 centros de culto, 155 instalaciones de salud y 161 vinculadas a la UNRWA, incluidas sedes de la ONU, escuelas y centros médicos.  

Un territorio inhabitable 

Gaza es una franja arrasada e inhabitable, donde el hambre ha provocado las primeras muertes de niños y niñas, y uno de cada tres menores de dos años sufre desnutrición. La hambruna se está usando como arma de destrucción masiva contra una población agotada y debilitada, sin recursos para sobrevivir, que busca desesperadamente refugios inexistentes. El 75% ha tenido que huir de sus hogares (en muchos casos por segunda vez, pues la gran mayoría ya eran personas refugiadas), y se hacina en el sur, forzada por las órdenes de evacuación israelíes.  

Completamente atrapadas y sin posibilidad de salir del territorio bajo bloqueo israelí con el apoyo de Egipto, casi 1,5 millones de personas malviven en la zona fronteriza de Rafah. Entre ruinas e improvisados campos para personas desplazadas, en los que apenas tienen acceso a ayuda humanitaria, y donde se cierne la amenaza inminente de un ataque a gran escala del Ejército israelí. 

Además de todos los daños infringidos sobre la población civil, cerca de 200 personas dedicadas al trabajo humanitario han sido asesinadas durante el genocidio, narrado en primera persona sólo por periodistas palestinos y palestinas, que también están siendo masacrados por tratar de informar sobre lo que sucede. Al menos 103 periodistas han muerto por ataques israelíes, 22 mientras ejercían su labor, en la que Reporteros Sin Fronteras considera “una de las guerras más mortíferas para informar”. 

El avance de la ocupación  

Mientras la Franja sufre la peor ofensiva de su historia, en Cisjordania la violencia también ha aumentado en estos meses.  

El hostigamiento y la persecución de colonos israelíes ha causado al menos 418 víctimas mortales, entre ellas, un centenar son niños y niñas.  

Además, al menos 4.690 personas han resultado heridas en ataques, redadas e incursiones militares. Las detenciones arbitrarias se han multiplicado exponencialmente, hay más restricciones y controles de movimiento, y 1.680 personas han sido desplazadas de manera forzosa en este tiempo, incluidas comunidades enteras.  

Desprecio por los derechos humanos 

Estos hechos constituyen graves violaciones del Derecho Internacional y un absoluto desprecio por los derechos humanos que han llevado a varios países, liderados por Sudáfrica, a denunciar a Israel por genocidio del pueblo palestino ante la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas. 

Lamentablemente, la iniciativa de Sudáfrica se enmarca en un contexto de inacción de la comunidad internacional. Hasta ahora, ésta ha sido incapaz de condenar firmemente los hechos y conseguir un alto el fuego que pare la masacre y preserve la vida, proteja la dignidad y defienda el derecho a existir de Palestina y su pueblo.  

Ni la histórica resolución de la ONU exigiendo un alto el fuego, ni el informe ‘Anatomía de un Genocidio’ presentado por la relatora de Naciones Unidas para los Territorios Palestinos, donde se explica que Israel no ha distinguido entre civiles y combatientes ni entre objetivos militares e infraestructuras civiles, han conseguido detener la violencia indiscriminada. 

Hay que adoptar medidas urgentes y efectivas para impedir que se siga matando a miles de personas con total con impunidad.  

Paz, justicia y reparación 

Desde CEAR, exigimos de inmediato el fin de la violencia contra una población que, al contrario que en otras guerras, no puede huir de la zona de conflicto. Urge además garantizar la protección de todas las personas palestinas, que se encuentran en su mayoría desplazadas, y la activación de corredores permanentes de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza. 

Es necesaria una solución duradera para todas las personas refugiadas palestinas que se encuentran dentro y fuera de la Palestina histórica, y ver reconocido al fin el derecho al retorno que reivindican desde hace 75 años 

Para lograrlo, es imprescindible el reconocimiento internacional del Estado palestino y la condena de Israel por todos los crímenes cometidos. Una vez más, como venimos haciendo desde hace meses en nuestra campaña ‘Emergencia humanitaria en Gaza’, pedimos al Gobierno de España que apoye públicamente la demanda de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas contra Israel por el genocidio del pueblo palestino, se convierta en ejemplo cumpliendo su promesa de reconocer el Estado palestino y ponga fin, junto al resto de la comunidad internacional, al comercio de armas con Israel. 

La supervivencia del pueblo palestino y nuestra humanidad están en juego. 

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