Alfredo: «Si me quedaba, tenía garantizada cárcel y tortura»

Alfredo (39 años, Venezuela) optó por no callar ante la corrupción que veía en la empresa hidroeléctrica en la que trabajaba.

 

No calló ante las flagrantes irregularidades que según él se cometían diariamente y eso le costó no solo una acusación de sabotaje que derivó en su despido, sino también amenazas de muerte. Tras ser advertido de una probable detención, optó por dejar atrás su vida y abandonar Venezuela. «Tenía garantizada la cárcel, la tortura y tal vez la desaparición», asegura.

Alfredo apenas tuvo tiempo para despedirse de su familia y prepararse para emprender un viaje que le llevó hasta España. Desde hace 12 meses espera la respuesta del Gobierno español a su solicitud de asilo, experiencia que describe como «estar en un videojuego donde no sabes si te van a dar más vidas». Asegura que solo el hecho de pensar en volver a su país le genera pesadillas.

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