John: «Me pegaron dos tiros por ser transexual»

John se siente un hombre desde que tiene uso de razón y esto no le ha traído en su vida más que problemas: «Cuando fui a pedir ayuda a mi padre, no solo me cerró la puerta, me puso una pistola en la cabeza». 

 

Al principio pensaba que sentirse hombre era algo habitual, no le dio demasiada trascendencia hasta que descubrió que el resto del mundo lo consideraba algo terrible, fue entonces cuando comenzó el rechazo. El primero y el más doloroso, el de su familia. Aguantó en casa de su madre hasta los 20 años. Fue entonces cuando decidió pedir ayuda a su padre, pero éste no solo le cerró la puerta, sino que le puso una pistola en la cabeza y le dijo: “Prefiero que seas puta a que seas lesbiana”, estas palabras han marcado el resto de su vida, confiesa John.

En Colombia, el país donde nació, se encontraba totalmente solo y perdido, no sabía quién era, no sabía qué significaba ser trans, solamente había oído hablar de la homosexualidad pero nunca de la transexualidad: “Me sentía como si hubiera nacido de la nada”.

A pesar de las burlas y los insultos consiguió estudiar hasta los 17 años y empezó a trabajar como conductor, un gremio que según él es el más machista a nivel mundial. «Tuve muchos problemas con la ley, porque no concordaba que mis papeles fueran de una mujer y decían que eran falsificados», explica. Trabajó 10 años como conductor en Colombia pero cuando logró cambiar su nombre empezaron los problemas por ser transexual, por este motivo tuvo que huir de su país.

En Colombia solo ha encontrado rechazo y todo lo que ha conseguido lo ha hecho por sí mismo.

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Ahora vive en Madrid y su deseo es conseguir la residencia: “Siento algo parecido a cuando una persona sale de la cárcel y quiere empezar una nueva vida, tiene que empezar abriendo puertas por un lado y por otro, y yo he conseguido abrirlas gracias a CEAR”.

Más información en Refugiados LGTB: Ser, sentir, amarPerseguidos LGTB.

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