Hady, un futuro integrador social y rey mago

Tras un largo trayecto migratorio desde Mali, pasando por Argelia y Marruecos antes de llegar a Melilla, Hady ha conseguido reconstruir su vida en Málaga, donde trabaja en CEAR y estudia para ser integrador social. Su papel será fundamental en una de las fechas más señaladas del año: será el rey Baltasar en la cabalgata de su ciudad, Málaga

 

Cuando falleció su padre, Hady, el mayor de siete hermanos, tomó una difícil decisión. Hasta entonces vivía con su familia en una zona rural del sur de Mali, en donde estaba terminando sus estudios de secundaria. Tras la trágica noticia, dejó a un lado su formación y comenzó a trabajar con su tío cultivando algodón y maíz. Pero, pronto su tío le dijo que tendría que buscarse la vida en otro lugar. En ese momento, con solo 18 años, no se desanimó y tomó la determinación de emprender un incierto y peligroso camino hacia una vida mejor.   

Sin destino claro, primero viajó por diferentes zonas del país en donde las oportunidades son mayores. Estuvo brevemente en la capital, Bamako, pero pronto se marchó al suroeste, en donde trabajó como carretillero transportando mercancía de comerciantes locales. Cambió el rumbo y llegó al norte, a la ciudad de Gao, pero de nuevo se encontró con serias dificultades para encontrar oportunidades que le proporcionaran seguridad. A la falta de oportunidades se le sumó el aumento de la inestabilidad y conflictividad de la región. Fue entonces, cuando por primera vez le sobrevoló sobre su cabeza la idea de ir a Francia “por la facilidad del idioma y porque allí tendría más oportunidades”. En su país no se sentía seguro y no tenía claro su futuro, sentía que tenía que salir. Se marchó sin mirar atrás y sin comunicarle a su familia la decisión. “Salí del país sin decir nada a mi familia, pensaban que estaría en la capital ganándome la vida”, comenta.  

La travesía de Hady continuó hasta Argelia, en donde vivió y trabajó en duras condiciones durante varios meses hasta que llegó a Marruecos, desde donde emprendió un nuevo peligroso viaje hasta Melilla. Recuerda que fue un tiempo de mucho estrés: “Una vez que entras en Melilla, saben que estás allí y no paran de buscarte (…) hasta que no llegas al CETI no te sientes seguro”, señala.  

 

“Hubo un momento en el que pensé que no era mi día, que tenía que parar porque estaba muy cansado (…) no sabía a dónde ir, no sabía cómo llegar al CETI”, recuerda. “Pero, como si alguien me empujara cogí fuerzas y comencé a correr, salté un muro alto, sabía que quienes venían detrás no lo harían arriesgando su vida, pero yo sí estaba dispuesto, sabía muy bien lo que dejaba atrás y no quería volver”, concluye. Fue así como, en 2013, Hady llegó al Centro de Atención Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla.  

 

Un lugar seguro 

 

Tras dos meses fue trasladado a Málaga, en donde solicitó protección internacional. Reconoce que los primeros meses en España fueron muy difíciles, con mucha incertidumbre porque no conocía a nadie y no hablaba español. Sin embargo, desde entonces sintió que por fin estaba en un lugar seguro. Poco a poco comenzó a encontrar su sitio, empezó a aprender español y a formarse en diferentes materias con el apoyo de CEAR. Gracias a la formación consiguió su primer trabajo, “una vez que consigues la autorización de trabajo y comienzan a trabajar, las cosas cambian”, apunta. En su caso la formación, su optimismo y su perseverancia le permitieron encadenar diferentes puestos hasta que fue contratado por CEAR como personal de limpieza en el mismo centro al que llegó en Málaga. “Nunca imaginé que podría trabajar en CEAR, pero han confiado en mí y me han dado la oportunidad de trabajar”, dice con una gran sonrisa. “Es mi familia aquí en España”, repite en varias ocasiones.  

 

Su futuro en España 

 

A día de hoy, sigue sin conocer la resolución de su solicitud, pero ha podido regularizar su situación por otra vía. Ahora afirma que su vida es buena, aparte de estar trabajando está estudiando. “Estudio Integración Social para ayudar a las personas que llegan a España, como forma de devolver todo lo que recibí. He vivido lo mismo y sé cómo se pueden sentir las personas y cómo les puedo apoyar”, señala.  

De jugarse la vida en una peligroso trayecto migratorio desde Mali a ser el rey Baltasar en la cabalgata de Málaga Clic para tuitear

Aunque no haya terminado sus estudios, ya da apoyo a las personas que llegan al centro, quienes le preguntan y piden consejos y recomendaciones viendo en él un referente. Cuando se le pregunta por su futuro, sonríe y contesta entre risas que “el futuro no se sabe (…), pero mi futuro es como integrador en España”. Mientras, estas navidades, tiene una cita especial como vecino malagueño. Formará parte de una celebración muy señalada, la cabalgata de reyes. Aunque sea una festividad alejada de su cultura, se muestra muy ilusionado porque hayan contado con él para representar al rey Baltasar. “Para mí es muy emocionante y estoy muy contento (…), es una oportunidad de hacer feliz e ilusionar a los niños y niñas en un día tan especial”, concluye.  

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