Cheija, la apátrida que sabe dónde está su hogar

“Yo nací bajo una jaima. No sabes otra cosa que ser refugiado”. Cheija lleva 29 años viviendo de prestado, en lugares que no siente suyos. “Siempre supe que los campamentos no eran mi casa”, dice esta saharaui nacida en los campos de Tindouf, en medio del desierto de Argelia, y residente en España desde 2007.

 

La determinación ilumina los ojos y el discurso de Cheija, quien para contar su vida tiene que remitirse a mucho antes de que ella naciera, a 1975 y la “mal llamada Marcha Verde”, donde miles de marroquíes entraron a pie en la, hasta entonces, colonia española del Sahara Occidental. “Eso fue lo que se veía en las televisiones, mientras ellos bombardeaban a la gente, las intimidaban y mataban, ahí empezó el exilio saharaui. La gente huyó de la guerra como cualquier refugiado. Y mis padres fueron de los que tuvieron que huir a los campamentos, y ahí nací yo”, resume.

En los campamentos tienes que ir a buscar agua y después elegir entre beber o ducharte Clic para tuitear

Aunque asegura que no tuvo una infancia triste, Cheija recuerda la vida en los campamentos como “una lucha diaria” en la que tienes que ir a un pozo a buscar el agua y después elegir entre beber o ducharte, “siempre preguntándote por qué estás ahí”.

La tarjeta de presentación de Cheija hoy podría calificarse de modélica: 4 idiomas, grado de Estudios Ingleses por la Universidad Complutense, estudiante (mientras trabaja) en un máster de traducción jurídica y otro de Derechos Humanos, y unas ganas desbordantes de comerse el mundo.

Sin embargo, para respirar tranquila y saber que no iba a ser expulsada de España tuvieron que pasar 5 años “trabajando de lo que sea”: el tiempo que pasó desde que presentó su solicitud de apatridia en 2008, hasta que llegó su aceptación en 2013, justo antes del fin de permiso de residencia. Esa carta que ya ni esperaba le cambió la vida. “Era la lluvia en el desierto en agosto”.

 

La patria de los saharauis

Cheija llega a España en 2007 llena de ilusiones. Sus padres tuvieron la nacionalidad española por lo que no imaginaba que tendría tantos problemas para conseguir “los papeles”. El año siguiente, a través de CEAR, solicita la apatridia como única forma para poder quedarse en el país.

La inmensa mayoría de concesiones de apatridia en España son para población saharaui Clic para tuitear

Parece contradictorio que la inmensa mayoría de concesiones de apatridia en España (1.151 en 2015) sean para población saharaui, quienes tienen muy claro cuál es su patria y la lucha por la independencia del Sahara Occidental está más que presente en su día a día. Además, Cheija señala otra contradicción. España, el país que le reconoce la apatridia está en el origen de esa situación, al haber repartido el Sahara Occidental “como si fuera un filete” entre Marruecos y Mauritania en los Acuerdos de Madrid de 1975, y desde entonces no haya impulsado la celebración de un referéndum sobre el futuro de su antigua colonia.

A pesar de su correctísimo español y sus títulos universitarios, esta joven saharaui siente que buena parte de la sociedad le hace sentirse extranjera “porque eres árabe, musulmán y con tez más oscura”. Cuando eres apátrida “te sientes que eres rara, que no perteneces a ningún sitio”, explica Cheija, quien solo se imagina su futuro luchando por la independencia de la que siente como su patria, aunque nunca la haya pisado. “Yo aspiro al hogar, al Sahara”.

Cheija solo se imagina su futuro luchando por volver su hogar, el Sahara Occidental Clic para tuitear

 

 

Puedes escuchar la historia de Cheija aquí:

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