Qué está pasando en Siria y sus implicaciones para las personas refugiadas

Contexto actual del conflicto en Siria 

El pasado 8 de diciembre de 2024 caía el gobierno de Bashar al Asad en Siria. Tras casi 14 años de conflicto y en apenas 10 días, una ofensiva conjunta de grupos armados de la oposición, iniciada en Alepo, llegaba a la capital tras extenderse por diversas ciudades. 

Aunque para millones de personas este hecho suponga mirar al futuro con esperanza, el país ahora se enfrenta a un panorama de inestabilidad e incertidumbre en el que la seguridad de la población civil dista de estar garantizada. La complejidad del escenario actual requiere analizar distintos elementos para comprender qué está pasando y cuáles son sus implicaciones. 

Causas de la reciente oleada de violencia 

Ya en los primeros meses de 2025, diversos medios de comunicación comenzaron a hacerse eco de una aparente “reactivación del conflicto”. Este recrudecimiento de las hostilidades, marcado por el gran número de personas asesinadas en la zona costera, debe entenderse como la situación derivada de más de una década de violencia, en la que confluyen un amplio número de factores e intereses. 

Tan solo en las últimas semanas, las graves violaciones de derechos humanos sufrida por esta población han elevado la cifra de muertes hasta cerca del millar, según diversas organizaciones independientes que velan por los derechos humanos en Siria. Las personas pertenecientes a la confesión minoritaria alauí son quienes están sufriendo estas brutales agresiones en mayor medida. Esto sucede en un contexto de inestabilidad política y económica alimentado de tensiones regionales e intracomunitarias, al que se unen las devastadoras consecuencias del propio conflicto, así como del desplazamiento prolongado de millones de personas y variables transversales como la crisis climática. 

A todo lo anterior se suma que desde un primer momento tras la caída de Asad, Israel comenzara a tomar posiciones en el interior de Siria, afianzando su relevancia en el territorio. Esta presencia militar, desde entonces, no ha dejado de extenderse; al contrario, los ataques se han intensificado, alimentando las tensiones sectarias. Recientemente, la zona desmilitarizada entre ambos países también ha sido testigo del despliegue de tropas israelíes, lo cual supone una violación de los acuerdos internacionales en un territorio supervisado por las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU.  

Consecuencias humanitarias 

Las dimensiones de lo acontecido en Siria son atroces: más de 230 000 personas asesinadas desde que estallara la guerra el 15 de marzo de 2011, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Pero estas muertes distan de ser las únicas consecuencias de una contienda caracterizada por las flagrantes vulneraciones del derecho internacional y los derechos humanos. Torturas, desapariciones forzadas o el uso sistemático de las detenciones arbitrarias, entre otras, han sido las herramientas de terror utilizadas contra la población civil.  

Una de las imágenes que dieron la vuelta al mundo con la deposición del régimen fue la reunión de personas detenidas y desaparecidas con sus familias tras la liberación de la prisión de Sadnaya, símbolo de la represión contra cualquier atisbo de oposición política y descrita por Amnistía Internacional como ‘’un auténtico matadero humano en el que se torturaba a escala industrial». Sin embargo, muchas familias continúan buscando a miles de personas desaparecidas de manera forzosa, cuyo número se estima entre 100 000 y 200 000.  

Situación de las personas desplazadas internas y refugiadas 

Hasta 16,5 millones de personas en el interior del país necesitan ayuda humanitaria para poder cubrir necesidades básicas como la alimentación, el agua y la atención médica, según estimaciones de la ONU. Por otro lado, la crisis de desplazamiento forzado sigue siendo una de las mayores a nivel global. Para este mismo año, se espera que los desplazamientos internos afecten a más de siete millones de personas, mientras más de seis millones permanecerán como refugiadas.   

Todo ello dificulta las perspectivas de retorno a corto plazo de quienes tuvieron que huir del país. A lo largo de 2025, un millón y medio de personas podrían regresar a Siria, según previsiones de ACNUR. Sin embargo, el retorno será un proceso lento y delicado que solo podrá culminar una vez asegurado el establecimiento de un gobierno democrático, el restablecimiento de la seguridad y una reconstrucción efectiva. Ninguna de estas condiciones puede darse en el corto plazo. Es por ello que mantener la protección de las personas refugiadas se convierte en un imperativo para los países de acogida, que deben continuar garantizando su acceso a derechos hasta que pueda darse un retorno realmente voluntario y seguro. 

Reacciones: los países de la UE frente al conflicto 

Las reacciones y debates de los distintos países en torno a las personas sirias residentes en su territorio no se hicieron esperar. Diversos Estados miembro de la Unión Europea tomaron la decisión de suspender sus solicitudes de asilo, como son Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Grecia, Italia y Suecia. Estas medidas, además de precipitadas, son contrarias el derecho internacional y al propio derecho comunitario. Ambos contemplan condiciones bien definidas en cuanto al cese de la protección, entre las que se incluyen que los cambios en la situación del país de origen han de ser significativos y duraderas. 

Perspectivas futuras para Siria 

La reconstrucción de Siria, tanto material como política y social, no es un proceso sencillo e implica la superación de grandes retos, como la instauración de un gobierno democrático y garantista para con los derechos humanos de todas las personas, incluidas las minorías. Estas deben estar presentes en todos los niveles de la transición, junto a las organizaciones de la sociedad civil local. Para que un proceso como este sea efectivo es necesario, a su vez, asegurar el derecho a la verdad, la justicia y la reparación para todas las personas que han experimentado violaciones de los derechos humanos durante la dictadura, el conflicto y la transición. Debe prestarse especial atención a promover la exigencia de responsabilidad ante las jurisdicciones internacionales y nacionales.  

Cualquier conflicto deja una huella profunda y sus consecuencias, a corto y largo plazo, marcan la vida de quienes la han sufrido. Si bien hay un largo camino que recorrer para lograr que Siria sea un país democrático, justo y seguro para todas las personas, desde CEAR sólo podemos desear que puedan vivir de nuevo en paz. 

 

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