¿Qué es el ciclo del trauma y qué hacemos en CEAR para romperlo?

Situaciones extremas como guerras, desplazamientos forzados o genocidios pueden provocar que el impacto emocional y psicológico de quienes las sufren se transmita a las siguientes generaciones.  

Una de las manifestaciones más preocupantes de este tipo de trauma es la que atraviesa a la población palestina. El genocidio que está viviendo este pueblo, no solo conlleva la pérdida de vidas humanas y la destrucción de bienes materiales. También provoca otros daños menos visibles, un impacto emocional y psicológico que no solo afecta a las personas supervivientes, sino que afectará también a las futuras generaciones que están por venir, si no se detiene de inmediato. 

Varias generaciones ya han crecido en medio de un conflicto prolongado, desplazamientos forzados, violencia y pérdidas irreparables, lo que perpetúa el sufrimiento de generación en generación. Algunas de sus manifestaciones son: 

  • Estrés y ansiedad crónica. Las niñas y niños palestinos crecen en un entorno de inseguridad constante, lo que les genera ansiedad y miedo por su seguridad y la de sus seres queridos.  
  • Problemas emocionales y de comportamiento. Los traumas no procesados de generaciones anteriores se manifiestan en las infancias como trastornos de conducta, depresión y dificultades emocionales. La acumulación de estos traumas sin tratamiento incrementa el riesgo de trastornos emocionales graves, afectando a su desarrollo emocional y social.  
  • Efectos en la educación y el desarrollo. La violencia y el trauma impactan el rendimiento académico de las infancias, interrumpiendo su educación y limitando sus oportunidades futuras.  
  • Epigenética y salud mental El estrés prolongado puede alterar la expresión genética, predisponiendo a las futuras generaciones a problemas psicológicos y emocionales. 

Para CEAR, la atención psicológica a las personas que han atravesado situaciones traumáticas es uno de los pilares para que puedan reconstruir sus vidas. El pasado año, atendimos a más de 5500 personas de múltiples nacionalidades, entre ellas venezolanas, colombianas, ucranianas, malienses, senegalesas, sudanesas… Lamentablemente, las palestinas no se encuentran entre ellas porque la inmensa mayoría ni siquiera puede escapar del genocidio al estar atrapadas en la Franja de Gaza o en países vecinos sin acceso a vías legales y seguras para poder buscar refugio. 

Romper el ciclo del trauma es posible, para ello es necesario construir una identidad positiva que permita a las nuevas generaciones formar una identidad colectiva que no esté únicamente atada al dolor del pasado, sino a una visión de futuro.  

Detener este genocidio es urgente, desde CEAR reclamamos el alto el fuego inmediato e incondicional, así como el embargo de armas, sanciones económicas y ruptura de relaciones diplomáticas con Israel. También es imprescindible garantizar sin más retrasos el Derecho al Retorno de la población palestina a su territorio y propiedades para romper el ciclo del trauma presente y futuro.  

Puedes conocer nuestras demandas y firmar nuestra petición.  

 

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