Mujeres y niñas en tránsito: la violencia como peaje

Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, CEAR recuerda que las mujeres y niñas que se ven obligadas a migrar se ven especialmente expuestas a situaciones de violencia, enfrentando mayores dificultades por el mero hecho de ser mujeres. Los peligros que entraña el proceso migratorio se multiplican debido a las desigualdades estructurales de género, que se encuentran en el origen de causas de persecución específicas.

Según la Ley de Asilo española, la condición de persona refugiada se reconocerá a toda aquella que, debido a fundados temores de ser perseguida, entre otros, por motivos de género, se encuentra fuera del país de su nacionalidad y no puede o, a causa de dichos temores, no quiere acogerse a la protección de tal país. Tras estas palabras se encuentran causas específicas de persecución a las que se enfrentan las mujeres por el mero hecho de serlo, como la trata con fines de explotación sexual, los matrimonios infantiles y forzados, la mutilación genital, los crímenes de honor y otras manifestaciones de la violencia de género, ya sea física, simbólica, institucional o estructural.

Lamentablemente, la violencia no golpea a las mujeres y niñas tan solo en su lugar de origen, sino que las persigue durante el tránsito y puede perpetuarse incluso en países de acogida considerados seguros, como es el caso de España. El género se mantiene como factor de opresión y violencia a lo largo de todo el proceso.

 

Estrategias de supervivencia

Las políticas migratorias, cada vez más restrictivas y orientadas a impedir que las personas lleguen a Europa, constituyen una causa determinante de las violencias a que se enfrentan las mujeres y niñas en tránsito. La construcción de vallas, las devoluciones ilegales y sumarias, las redadas policiales o las restricciones de visados para tomar un avión, hacen que muchas mujeres y niñas se vean abocadas a emprender viajes largos y peligrosos para buscar protección. A menudo, ante la falta de vías legales y seguras, la única opción que tienen es recurrir a redes de tráfico y trata de personas, lo que les expone a situaciones de gran vulnerabilidad, violencia y discriminación, poniendo en peligro sus vidas.

Lamentablemente, el Pacto Europeo de Migración y Asilo refuerza esta orientación y ofrece a los Estados miembro peligrosos instrumentos en este sentido. Por eso es muy importante el papel que pueda jugar España ante la actual deriva xenófoba en muchos países de la UE y que alcanza hasta la Comisión Europea, en especial con el plan de implementación que ha de presentar en el mes de diciembre donde debería optar por el refuerzo de las garantías y el enfoque de derechos.

La violencia sexual es la preocupación más extendida de las mujeres y niñas en tránsito. Su normalización es tal que, en muchas ocasiones, son obligadas a tomar contraceptivos al inicio de sus viajes para evitar quedarse embarazadas. Además, las mujeres y niñas se enfrentan a un riesgo cuatro veces más alto, en comparación con los hombres, de contraer enfermedades de transmisión sexual como consecuencia de las violencias sexuales a que se ven sometidas en su recorrido, según el Consejo de Europa.

Para lograr sobrevivir y alcanzar un país seguro, las mujeres que viajan solas se ven obligadas a adoptar estrategias lesivas para ellas mismas, como la de conseguir una figura de protección masculina a cambio de cuidados y sexo. En ocasiones, las mujeres embarazadas son utilizadas como reclamo por parte de las redes para lograr un rescate en el mar. A su vez, la menstruación puede ser un elemento estigmatizante, pues pueden persistir creencias según las cuales la sangre atraería a los tiburones.

 

Supervivientes

Pese a las dificultades y obstáculos que enfrentan las mujeres y niñas en movimiento, es necesario subrayar que su fortaleza es el factor que las lleva a la supervivencia. Durante el proceso deben ser escuchadas y reconocidas. Sus derechos deben estar en el centro y no deben ser revictimizadas ni infantilizadas.

 

Recomendaciones de CEAR

Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, recordamos la importancia de:

  • Habilitar vías legales y seguras, como la aplicación del artículo 38 de la Ley de Asilo, que contempla la petición de asilo en embajadas y consulados; la emisión de visados humanitarios; o el cumplimiento de los compromisos adquiridos en materia de reasentamiento.
  • Garantizar el acceso al procedimiento de asilo para todas las mujeres y niñas que llegan a nuestras fronteras, atendiendo a sus necesidades específicas y aplicando un enfoque de género durante todo el procedimiento.
  • Proporcionar un tratamiento diferenciado a las mujeres y niñas que atienda a sus necesidades específicas y asegure una correcta identificación y respuesta de las violencias sufridas, incluyendo un acompañamiento psicosocial adecuado.
  • Promover la formación y capacitación en perspectiva de género con enfoque interseccional para el personal de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y otros agentes implicados.
  • Establecer mecanismos eficaces de identificación y protección de víctimas de trata para cualquiera de sus fines, en los que se priorice la protección de las potenciales víctimas sobre el enfoque de persecución del delito.
  • Aprobación de la Ley Integral contra la Trata, a través de la cual se pueda abordar todas las formas de trata y tipos de explotación desde la perspectiva de los derechos humanos, infancia, discapacidad, interseccionalidad y género.
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