Yolanda y William: tener que huir con más de 60

Este matrimonio ecuatoriano tenía una vida “asentada completamente” en su país. Una casa, una familia y un salario que les permitía vivir dignamente, por eso mismo comenzaron a sufrir extorsión y amenazas hasta tal punto que se vieron obligados a huir para proteger su vida. Actualmente, residen en uno de los centros de acogida de CEAR y se sienten, por fin, “a salvo”. Sin embargo, les inquieta el futuro, el acceso al empleo y todos los obstáculos añadidos que implican migrar siendo una persona de edad avanzada.

LA EXTORSIÓN  

William llevaba toda una vida trabajando para conseguir su propio camión y “un mensual para poder solventar la vida”. Incluir su número de teléfono en su propio vehículo para promocionar sus servicios no fue buena idea. Empezaron pidiéndole 100 $, después 200 $, hasta que llegaron a pedirle 10.000 $. En ese momento, empezó a temer verdaderamente por su vida más de una vez, recuerda ese tiroteo en el que “las balas” pasaron cerca de su cerebro o la bala que todavía tiene en su “glúteo”.  

El país que les vio nacer y que tanto aman se había convertido en un lugar inhabitable por la delincuencia y la violencia diaria. En ese momento hablaron con su familia y les recomendaron: “Váyanse de aquí”. 

UN DUELO A MILES DE KILÓMETROS 

La decisión de huir no fue fácil, pero tuvieron la valentía de hacerlo. Sin embargo, a los 15 días de aterrizar en Madrid, recibieron la peor de las noticias: el hijo de Yolanda había sido asesinado. Tuvieron que regresar a su país de forma clandestina para poder despedirse y desde entonces Yolanda explica que la mitad de ella “está con él”, y sigue trabajando en su recuperación emocional y su proceso de duelo con el apoyo psicológico que le ofrece CEAR.  

Y no solo eso, reconoce que además de todos los servicios que les brindan para acompañar su proceso de inclusión en España, destaca el “cariño, amor y protección” que reciben por parte de las personas que trabajan en el centro en el que residen.  

EL FUTURO 

Yolanda y William siguen esperando una respuesta a su solicitud de asilo, mientras tanto, se preparan para incorporarse al mercado laboral.  

William es camionero y recientemente ha conseguido un trabajo como conductor en un centro de día. Yolanda es peluquera, costurera y le gusta cuidar a personas mayores. Les une la experiencia, el bagaje y todo lo que pueden aportar a la sociedad de acogida.  

El futuro les preocupa especialmente sin sus hijos e hijas cerca. Si pudiera traerlos “no estaría con esa preocupación, ese dolor”, explica Yolanda.  

Migrar siendo una persona de edad avanzada “es muy difícil”, reconoce William, pero se agarran a que lo han hecho en conjunto. “Solo es imposible”, confirma Yolanda. De esta forma, vamos “agarrados de manos. Si nos caemos, nos caemos los dos. Y si sobrevivimos, lo hacemos juntos”.  

__ 

Desde el servicio de inclusión de CEAR se ha desarrollado un estudio sobre las personas mayores migrantes en situación de vulnerabilidad en España y una guía de buenas prácticas para un envejecimiento activo.  

 

 

 

Ayúdanos.

Con una aportación de 10€ nos ayudas a proporcionar el material escolar para niños y niñas refugiadas