Ashia: refugiada con cinco menores a su cargo

Niña refugiada afgana con la psicóloga de CEAR en el centro de refugiados de Getafe, Madrid (CEAR)

Niña refugiada afgana con la psicóloga de CEAR en el centro de refugiados de Getafe, Madrid (CEAR)

Ashia pertenece a uno de los países del mundo más castigados por la guerra, la sequía y la hambruna: Somalia. El conflicto armado que ha asolado el país durante años le obligó a abandonarlo y buscar refugio en la vecina Kenia. Ashia, licenciada en Filología Inglesa,  huyó de su pueblo, pero no lo hizo sola. A los campos de refugiados de Kenia llegó con sus cinco hijos todos menores de edad. Tras meses de estancia y sin más esperanza que el tiempo de permanencia ilimitado en los campos, buscó asilo en España. Ashia llegó junto a sus hijos en septiembre de 2006. Bajo el paraguas de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, le fue concedido el estatuto de refugiada y logró, junto a sus hijos, rehacer su vida. Este reconocimiento fue un primer paso que le ha permitido buscar alternativas en España. Durante estos años mucho ha sido el esfuerzo, el trabajo, las intervenciones y el apoyo que Ashia y sus hijos han necesitado. El camino de la integración y la autonomía ha sido una carrera de obstáculos.

Como Ashia, hay muchas familias refugiadas que se ven obligadas a abandonar sus países de origen en búsqueda de un futuro seguro y de libertad para sus hijos e hijas. Solamente en los últimos ocho años desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado hemos atendido a más de 7.600 menores que junto a alguno de sus familiares han llegado hasta la organización procedentes de República Centroafricana, Sierra Leona, Afganistán, Siria, Irán y así hasta un total de 85 países. Familias refugiadas, apátridas y solicitantes de protección internacional que se han enfrentado a duras realidades, a desplazamientos forzados, guerras, violencia y sobre todo a una vulneración constante de sus Derechos Humanos. De los Derechos Humanos de todos. Si esta realidad es difícil de enfrentar por los adultos, es mucho más duro cuando hay menores implicados.

En CEAR, y desde áreas como acogida, atención jurídica, atención social y psicológica, empleo y formación, etc, procuramos una atención integral a las familias trabajando mano a mano con ellas y tratando que el proceso de adaptación sea lo menos traumático posible favoreciendo su autonomía convirtiéndoles en los protagonistas de sus propios procesos, de sus nuevas vidas. Cuando las familias se incorporan a nuestros centros, de forma inmediata los niños y niñas son escolarizados normalizando así sus vidas. Desde los centros y los pisos de acogida se observa comoson, en muchos casos, estos menores los que facilitan que sus padres alcancen una mayor integración social. En el colegio, los menores aprenden, se relacionan, juegan, hacen amistades e incorporan herramientas para poco a poco ir dejando atrás los traumas vividos derivados de la huída y sobre todo encuentran opciones para construir un futuro más sólido y con oportunidades.

No olvidemos que una persona refugiada no lo es por decisión propia. En la mayoría de los casos son personas como tú y como yo, pero que han tenido que elegir entre un ataúd y una maleta, que se han visto obligadas a huir de sus países por sufrir persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad, opiniones políticas, género, pertenencia a un grupo social determinado o por su orientación sexual. Muchas son víctimas de trata o de conflictos armados. Han perdido todo, excepto la dignidad. Mientras tú lees estas líneas, hay más de 51 millones de personas desplazadas forzosamente en todo el mundo que buscan un lugar seguro donde poder rehacer sus vidas, enfrentándose a todo tipo de obstáculos y dificultades y es que en la mayoría de las ocasiones, las barreras más complejas de superar no son las físicas.

Hoy, Día Universal del Niño, queremos poner el acento en los miles de menores que sufren las consecuencias de las guerras y la violación de los Derechos Humanos. Menores que necesitan una oportunidad, menores que se han visto obligados a abandonar sus raíces sin entender qué estaba pasando y que, junto a sus familias, buscan en España una mano a la que aferrarse para rehacer sus vidas con autonomía, seguridad y dignidad. Solo son niños. Niños cuya infancia ha sido robada con violencia. Vidas inocentes que merecen todo nuestro apoyo para que puedan recuperar su infancia robada.

Estrella Galán es secretaria general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR)

Publicado en el Blog Migrados de El País

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