Mamadou, el joven que salvó la vida a un bañista en La Malagueta

Mamadou era menor de edad cuando se embarcó en el viaje más peligroso de su vida, una travesía por la ruta canaria en una precaria embarcación junto a otras 94 personas donde llegó a pensar que «iba a morir». Nunca imaginó que años después, acabaría rescatando él mismo a un bañista en su ciudad de acogida, Málaga.

 

La mañana del 2 de febrero Mamadou caminaba por la céntrica playa malagueña de La Malagueta. A pesar de ser pleno invierno, lucía el sol en lo alto y se veían toallas en la arena. Este joven senegalés de 19 años comenzó a observar cómo la multitud miraba fijamente hacia un punto en el interior del mar. En aquel momento “me giré y vi cómo una persona estaba agitando sus brazos pidiendo auxilio”, apunta. “Sentí que no podía quedarme sin hacer nada”, prosigue. Fue entonces cuando, sin pensar en la peligrosidad del mar y sin saber apenas nadar, se deshizo de su ropa y se adentró en el agua. Recuerda que en ese momento se le vino a la mente la pérdida de un amigo en una situación similar y aquellas palabras que un día le dijo su padre, “hay que ayudar a las personas siempre que lo necesiten (…) las personas solo mueren una vez”, apunta.

Cuando Mamadou vio que una persona agitaba los brazos en el mar pidiendo auxilio, sintió que no podía quedarse sin hacer nada y fue a su rescate. Clic para tuitear

Cerca de siete minutos duró el rescate. Mamadou logró alcanzar al bañista, que estaba situado a una distancia considerable de la costa, “más allá de la boya”, dice el joven senegalés. Con mucho esfuerzo y con el oleaje en su contra, logró empujarlo poco a poco hasta la orilla, en donde recuerda llegar muy cansado y con mucho frío. Nada más llegar, dos personas socorrieron al bañista rescatado, hasta que fue atendido por el personal sanitario desplazado hasta la zona. De esta persona solo sabe que tiene alrededor de 45 años, pero apenas intercambió palabras, aunque le gustaría reencontrarse con él.

Mamadou llegó exhausto a la orilla en donde quedó tumbado hasta que una pareja de policías le ayudó a desplazarse al lugar donde fue atendido. Antes de recibir la atención médica, le sorprendió que los propios agentes que le ayudaron a llegar a la ambulancia, le solicitasen su documentación. Después del incidente, y tras hacerse un rápido chequeo y comprobar que su vida no corría peligro, fue llevado a un hospital cercano donde le dieron el alta a las pocas horas.

 

Detrás del rescate

 

La vida de Mamadou no ha sido fácil. Nació en Mboro, una pequeña ciudad costera de Senegal, en donde vivió hasta los cinco años. Edad a la que, debido a la situación económica familiar, se marchó con una familia adoptiva a una ciudad limítrofe con Mauritania. Recuerda aquel tiempo de su infancia con dureza y tristeza. “Mi vida en Senegal era muy difícil porque no pude vivir con mi madre”, señala. Además de no crecer con su familia, aquellos años de su infancia se limitaron al trabajo como peón agrícola. Con 16 años volvió a su ciudad natal junto a su familia biológica. Por aquel entonces acompañó a su padre y hermanos en la venta de productos del mar.

Mamadou se vio obligado a abandonar su país y siendo menor de edad emprendió, junto a otras 94 personas, el viaje más difícil de su vida a través de la ruta canaria. Lo describe como un viaje muy duro, con momentos en los que el oleaje hacía peligrar la estabilidad de la precaria embarcación. Recuerda que los últimos dos días tuvo que sobrevivir bebiendo agua del mar ante la falta de agua potable y comida. “Llegué a pensar que iba a morir”, señala. Sin embargo, a pesar de las múltiples vicisitudes, diez días más tarde todas las personas que viajaban en la embarcación llegaron a salvo a la costa del sur de Tenerife.

Durante cerca de un año vivió en la isla, en su mayoría en un centro de menores. En este tiempo solicitó asilo y fue trasladado a Málaga, en donde reside desde marzo de 2022.

Ahora asegura estar centrado en mejorar su nivel de español y muy ilusionado porque ya tiene la autorización para comenzar a trabajar. Mientras, su día a día transcurre entre llamadas a familiares y amigos en Senegal. “Pienso mucho en mis hermanos y mi madre, también pienso en mi vida y en mi futuro”, apunta con tristeza e incertidumbre.

 

Un futuro incierto

 

Mientras, espera poder formarse como cocinero y que su situación administrativa se resuelva pronto para viajar a Senegal y recuperar el tiempo que no tuvo con su madre durante su infancia.

 

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