Juan José, el abogado que se rebeló al narco

Las manos de la imagen son la Juan José ante el mural de un centro de acogida de CEAR, junto a las de sus dos hijos, quienes al terminar la entrevista hacen lo que hacen los niños de su edad (4 y 6 años): le revolotean entre las piernas y le cosen a preguntas complicadas y peticiones imposibles. La única diferencia es que ni  ellos ni su padre pueden aparecer en la foto porque están amenazados por un cártel de narcotraficantes.

Juan José (nombre ficticio), es abogado mexicano de 28 años, vivía junto a su esposa, también abogada, y sus dos hijos pequeños. Su vida cambió cuando se involucró en un movimiento de autodefensas: un grupo constituido por vecinos, que ante la pasividad del gobierno se unieron para hacer frente a la violencia instaurada por los narcotraficantes. “Empezamos con este movimiento en contra del cártel».

Pronto Juan José se sintió señalado no solo por este cártel sino también por el propio gobierno mexicano. “Hay redes que hacen ver que el narcotráfico con el gobierno están de la mano”, sostiene.

El despacho de abogados de Juan José presentaba gran parte de las demandas de particulares contra los narcotraficantes. Los miembros del cártel irrumpieron en varias ocasiones en su despacho con amenazas tanto a él como a sus clientes para que retirasen dichas demandas. A su vez, Juan José informaba de eso a sus compañeros del Movimiento de Autodefensa para combatir esta situación.

El grupo de autodefensa pudo hacer frente al cártel ya que conocían los lugares en los que vendía su droga, así como los puntos en los que realizaba los secuestros. “Básicamente era una estrategia para desmantelar al narcotráfico. Éramos una fuerza armada al inicio”, explica.

Tras sufrir un secuestro, Juan José decidió huir con su familia. Primero pasaron del estado de Michoacán al de Guanajuato. “Pasé primero a mi hijo, luego a mi hija y posteriormente a mi esposa”. Desde allí la familia al completo voló hasta Cancún y después a España; algo que no fue premeditado. Al poco tiempo se dieron cuenta que los recursos con los que contaban solo eran suficientes para vivir unos días.

En un primer momento Juan José recurrió al Ministerio del Interior que le derivó a servicios sociales y éstos a su vez a un centro de acogida de CEAR. “No me siento merecedor de que me den ese dinero. No me gusta exigir dinero ni me gusta exigir apoyos, me gusta más ganarme el día a día con el trabajo bien realizado”, lamenta.

“Nos tendremos que renovar”

Para Juan José y su familia ha sido muy difícil acoplarse al día a día en España: las costumbres, la comida, los horarios… “pero hay gente que te hace muy llevadero ese camino”. Después de haber pasado por una huida traumática e inesperada, Juan José dice que lo que más valora es “el refugio, el que te acojan en una habitación cómoda, la seguridad que una institución te brinda, y todos aquellos apoyos que hemos tenido para formación. Nos tendremos que renovar aquí en España”.

Ahora solo piensa en poder alcanzar una estabilidad económica por el bien de sus hijos y  reitera que su sueño sería poder regresar a México. “¿Quién no querría estar en su país?”. Algo ante lo que se muestra pesimista debido a la falta de apoyo por parte de su gobierno.

“Yo estoy sorprendido de que puedan ustedes recibir a personas de otro país y creo que es algo súper bueno que ustedes estén apoyando a las personas que vienen de Siria”, dice Juan José refiriéndose al sistema de acogida en España.

Y por último, hace una última petición. “Si les pediría una oportunidad para todos nosotros. Sé que todas las personas vienen con una buena meta: salir de su país para buscar su tranquilidad y su seguridad”.

Escucha la entrevista de Juan José.

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