Refugiadas escriben en sus cuerpos mensajes por un mundo sin violencia

Huyeron por “miedo”, “inseguridad”, “opresión” o “violencia” por el hecho de ser mujeres; huyeron de matrimonios forzosos, de la explotación de sus cuerpos en redes de trata o para evitar ser sometidas a la mutilación genital. Hoy, muchas mujeres refugiadas en España se sienten, al fin, libres y seguras, y han querido utilizar sus cuerpos -tantas veces explotados- para reclamar el fin de la violencia contra las mujeres. 

 

A día de hoy en el mundo, millones de mujeres viven amenazadas y sus derechos humanos se vulneran de manera sistemática por el hecho de ser mujeres, sin embargo, la persecución por motivos de género continúa siendo una realidad invisibilizada a pesar de los demoledores datos.  

La violencia machista, la trata de personas con fines de explotación sexual, la mutilación genital femenina o los matrimonios forzados son las principales causas de persecución específica que afectan especialmente a las mujeres.

En origen, tránsito y destino 

Las mujeres y las niñas son las más afectadas en contextos de conflictos armados o de violencia generalizada, pero también en situaciones de pobreza extrema y desastres provocados por el cambio climático o la degradación medioambiental. 

Mujeres como Marie, de República Democrática del Congo, ha pasado de vivir bajo una constante sensación de inseguridad por vivir en un país en guerra, a sentirse en “paz y tranquilidad” en uno de nuestros centros de acogida en Málaga.

La persecución y la violencia no terminan cuando logran escapar de sus países de origen. Siendo mujer, las dificultades en el trayecto migratorio se multiplican, en los países de tránsito y en los de acogida. Incluso si el motivo inicial de huida no está relacionado con motivos de género, al llegar a los países de acogida o durante el tránsito sufren otras formas de violencia específica que solo les afectan a ellas. Esto complica aún más su proceso de inclusión social y su bienestar psicológico. Además, la pandemia ha agravado muchas de las situaciones relacionadas con la violencia que sufren concretamente las mujeres.  

Violencias por ser mujer 

Según la ONU, 1 de cada 3 mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual a manos de su pareja, o violencia sexual por parte de quien no era su pareja. Formas de violencia que afectan aún más a países con ingresos bajos o medios.  

Andrea, de Honduras, llegó hace más de cuatro años a España, obligada a abandonar su país por la violencia que ejercía su expareja contra ella.  Recuerda el “miedo”, la “frustración” y vivir fuera de sí misma: “no era yo”, reconoce. Ahora, en un centro de CEAR en Valencia, vuelve a sentirse de nuevo ella misma y se escribe, sin tapujos, la palabra LIBERTAD.  

A Nora, le atraviesa el miedo cuando recuerda la desprotección que vivió en Marruecos cuando decidió huir de su marido por la violencia constante que sufría. “No recibí apoyos de nadie, hospitales, policía…estaba aterrorizada”, confiesa. Ahora poco a poco, vuelve a sentir “seguridad” y “confianza” y trata de reconstruir su vida junto a su hijo en Málaga 

 

Más del 90% de las víctimas de trata con fines de explotación sexual detectadas a nivel mundial son mujeres, y al menos 200 millones de mujeres y niñas han sido víctimas de mutilación genital femenina en 31 países.  

Las cicatrices de estas formas de violencia son muy difíciles de borrar. Sainabou sigue recordando el dolor, los gritos y hasta el “corte de la carne”,  del día que sufrió mutilación genital en Gambia cuando tan solo tenía 9 años de edad, práctica que define como medida de dominación e insiste en “romper la cultura del silencio”. 

Sin embargo, el precio de romper esa cultura y reivindicar los derechos de las mujeres a veces tiene consecuencias irreparables, como es el caso de Amanda, cuya vida estaba en peligro por defender los derechos de las mujeres y en uno de los centros de CEAR en Sevilla ha conseguido recuperar la ilusión y sentirse apoyada.

 

Derechos mujeres 25N Violencia contra las mujeres - CEAR Derechos mujeres 25N violencia mujeres - CEAR

Ser mujer en Irán, Afganistán o Nicaragua

A día de hoy, existen casos concretos que son especialmente preocupantes. En Irán, después de que se acusara a la policía moral de matar a Mahsa Amini por no llevar correctamente el velo, varias protestas violentamente reprimidas empezaron a extenderse por todo el país. Este hecho pone de manifiesto nuevamente la violencia específica contra las mujeres que ocurre todavía a día de hoy en muchos países del mundo.  

En Nicaragua la violencia de género y los feminicidios han aumentado a lo largo de los últimos años, convirtiéndose en principales causas de desplazamiento forzoso.  

También es alarmante la situación en Afganistán, especialmente tras la toma de poder del régimen talibán. Como consecuencia de su llegada al poder las mujeres y niñas están viviendo un claro retroceso en cuanto al acceso de sus derechos más básicos. Esto también ocasiona a la larga un posible incremento de la violencia que les afecta por el mero hecho de ser mujeres o niñas.  

Situaciones que hemos conocido de primera mano por parte de algunas de las afganas que han llegado a nuestros centros de acogida en los últimos años. Mujeres como Amina, acogida en Navarra, reconocen haber pasado de sentirse en una “cárcel” a vivir en “libertad” en España. 

Garantizar la protección de mujeres y niñas

Resulta imprescindible recordar algunos compromisos acordados a nivel internacional como son la Agenda 2030 (ODS 5 – Igualdad de Género), la Convención Sobre la Eliminación de Toda Forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), el Protocolo Marco de Protección de Víctimas de Trata y el Plan Integral de Lucha contra la Trata con fines de explotación sexual, así como varias directrices específicas de ACNUR sobre la materia.  

Estos son algunos de las herramientas jurídicas que recuerda CEAR para que todas las mujeres puedan encontrar refugio:   

  • Permitir que puedan solicitar asilo en Embajadas y representaciones consulares españolas, tanto en países de origen y tránsito, para que posteriormente puedan ser trasladadas de forma segura, tal y como recoge la Ley. Asimismo, se deben habilitar otras vías legales para prevenir la violencia específica que padecen las mujeres y niñas durante el trayecto y evitar que caigan en manos de las redes de trata con fines de explotación sexual.   
  • Garantizar el acceso al procedimiento de asilo para todas las mujeres y niñas que llegan a nuestras fronteras atendiendo a sus necesidades específicas, aplicando un enfoque de género durante todo el procedimiento.  
  • Proporcionar un tratamiento diferenciado a las mujeres y niñas con el objetivo de asegurar una correcta identificación de las violencias sufridas.  
  • Aprobar la Ley Integral contra la Trata de personas y establecer mecanismos eficaces de identificación y protección sobre el enfoque de persecución del delito. 
  • Derivar a las mujeres y niñas, en los casos en que sea necesario, a espacios específicos y especializados en su atención.  
  • Reconocer como motivo de persecución la mutilación genital femenina y el matrimonio forzado y otorgar protección internacional a las personas que huyen de estas prácticas.  
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