Principales países de origen de las personas refugiadas y desplazadas en el extranjero en 2021

Ni el enemigo común del coronavirus hizo que el año pasado se detuvieran los conflictos armados, y el anhelado sueño de la paz parece cada vez más lejano, si atendemos a las cifras de personas desplazadas forzosamente de sus hogares.

 

A finales de 2020, más de  82,4 millones de personas habían tenido que huir de sus hogares para poder vivir en paz, según ACNUR. Once millones más que en 2018. Casi tantas como la población de Alemania. De ellas, 34,4 millones habían tenido que buscar una vida en paz fuera de su país natal. Muchas debido a interminables guerras o situaciones de violencia indiscriminada.

Pero lejos de lo que se suele pensar, la mayoría busca refugio y por fin algo de paz en los países más cercanos, generalmente con menos recursos para facilitarles una acogida digna. El 86% se refugia en zonas que no pueden garantizar su protección, principalmente en países como Turquía, Colombia, Pakistán o Uganda. Por número de personas obligadas a huir no solo de su hogar, también de su país, estos serían los diez principales países de origen de las personas refugiadas y desplazadas en el extranjero.

Siria

Un año más, las familias sirias fueron las más castigadas por un conflicto sin cuartel que se libra en el país desde hace más de diez años. Alrededor de 6,7 millones de personas de origen sirio viven actualmente repartidas en más de un centenar de países, principalmente en Turquía, Líbano, Jordania, Egipto e Irak. Se estima que más de un millón de niños y niñas sirios han nacido como refugiados. Además, seis millones de personas están desplazadas internamente.

Después de diez años, el conflicto bélico parece haberse estancado, pero continúan las denuncias de violaciones de los derechos humanos. De hecho, en el primer trimestre de 2020 cerca de un millón de personas abandonaron sus hogares ante la escalada de violencia en el noroeste del país y tienen grandes dificultades para salir debido a que los países vecinos que albergan a la mayoría de las personas refugiadas sirias han blindado sus fronteras.

Incluso, en casos como el de Líbano, preocupa la puesta en marcha de una política agresiva de incentivo del retorno a pesar de que, como ha subrayado el ACNUR, faltan las condiciones para un regreso seguro.

Venezuela

Existen múltiples causas que explican el desplazamiento de población desde este país, como la violencia, la inseguridad, la persecución por motivos políticos, la escasez de alimentos y medicamentos o la precariedad de los servicios sociales. Aunque ciertamente son factores muy diversos, de acuerdo con la Convención de Ginebra de 1951, el Protocolo de 1967 y la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados de 1984 muchos encajan en las categorías de protección internacional reconocidas.

A finales de 2020, alrededor de 4 millones de personas habían abandonado Venezuela, en el que es el mayor éxodo actual en América y una de las mayores crisis de desplazamiento a escala mundial. A pesar de la Declaración de Quito, por la que en septiembre de 2018 Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Ecuador se comprometieron a otorgarles protección y asistencia, se imponen restricciones a las personas que salen de Venezuela, lo que les fuerza a utilizar rutas irregulares y peligrosas.

Aunque Perú o Colombia les han concedido permisos de residencia, en otros países, como ha señalado el ACNUR, están abocadas a una situación de irregularidad administrativa. También en este caso son los países de la región los que han recibido a un mayor número de personas (Colombia, Perú, Chile, Ecuador, Brasil y Argentina). Además, más de 28 mil personas de este país solicitaron asilo en España, convirtiéndose un año más en la principal nacionalidad de origen.

Afganistán

Miles de personas originarias de Afganistán seguían partiendo al exilio incluso antes de la reciente llegada al poder de los talibanes. Las previsiones de la ONU cifran en medio millón las personas que estarían buscando huir ahora mismo del país.

Más de 2,6 millones de afganos y afganas han tenido que huir de sus hogares durante los últimos 21 años. Los enfrentamientos armados dejaron más de 1200 civiles muertos en los primeros seis meses de 2020 a pesar del acuerdo de paz firmado por los talibán y Estados Unidos el 29 de febrero en Doha (Qatar), según el último informe de la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en el país centroasiático (UNAMA). El informe pone de manifiesto que el acuerdo de paz no se ha traducido en una clara reducción de las bajas civiles provocadas por el conflicto.

Sudán del Sur

Las peculiaridades del proceso de independencia de Sudán, después de una larga guerra civil que costó casi dos millones de vidas humanas, marcaron el nacimiento de Sudán del Sur como Estado independiente en 2011. Fue el momento de mayor atención a un país que posteriormente ha caído en el olvido, y que desde 2013 sufre una nueva guerra en la que el reclutamiento de niños solado, las violaciones de derechos y la utilización de la mujer como arma de guerra están a la orden del día.

En esta dramática situación, entre múltiples factores, también influye de manera determinante la explotación de sus recursos petrolíferos. La ONU ha alertado recientemente de que el proceso de paz es «dolorosamente lento» y «avanza cojeando». Las tensiones entre distintas comunidades han dejado este año centenares de víctimas mortales, decenas de mujeres y niños secuestrados, además de tierras y asentamientos devastados. Más de 2,2 millones han tenido que partir al exilio, sobre todo, a países vecinos: República Democrática del Congo, Sudán, Etiopía, Kenia y Uganda.

Myanmar

Desde que comenzaron las limpiezas étnicas en el verano de 2017, más de un millón de rohingyas se han visto obligados a huir de Myanmar. La mayoría ha buscado refugio en Cox’s Bazar, Bangladesh, una localidad pesquera donde se encuentra uno de los asentamientos más grandes del mundo y donde se hacinan miles de refugiados en chabolas de plástico y bambú muy vulnerables en la temporada de monzones.

Según una misión de expertos de Naciones Unidas, la violencia sexual perpetrada por los militares birmanos fue parte de una estrategia deliberada y bien planeada para intimidar, aterrorizar y castigar a la población civil de las minorías étnicas del país. ACNUR ha exigido recientemente a Birmania el retorno seguro de los rohingya dado el agravamiento de su crisis por el coronavirus.

R.D. Congo

Más de 800 mil personas han tenido que huir de este país, que sufre una de las guerras más cruentas, largas y olvidadas del mundo. Además, alrededor de 5,2 millones de personas viven desplazadas internamente.

Se calcula que más de 130 grupos armados siguen activos en el este del país, en la región de Kivu, donde se siguen denunciando constantemente crímenes de guerra (masacres étnicas, violaciones, reclutamiento forzoso de niños, saqueos, etc). Según Human Rights Watch, solo en el sur de esta región se registraron 128 asesinatos de civiles entre febrero de 2019 y junio de 2020.

Somalia

Este país del África oriental sufre la guerra desde la década de los 90 del siglo pasado, lo que le ha llevado a ser considerado un Estado fallido. Gran parte del país se encuentra en manos de milicias y señores de la guerra que imponen el estado de terror.

Actualmente, más de 3,7 millones de somalíes se encuentran desplazadas forzosamente de sus hogares, de ellas cerca de un millón ha tenido que buscar refugio en otro país, principalmente vecinos (Kenia, Etiopía o Yemen) y más de 3 millones están desplazadas internamente, muchas sin ningún tipo de asistencia humanitaria y en situación de vulnerabilidad absoluta.

La población está expuesta a todo tipo de abusos a manos de las fuerzas gubernamentales y aliadas, así como del considerado grupo terrorista Al-Shabab. Las mujeres, niños y niñas sufren especialmente sus consecuencias al ser las principales víctimas de la violencia sexual, las mutilaciones y el reclutamiento forzoso a manos de estos grupos armados.

Sudán

Más de 780 mil personas han tenido que huir de este país en los últimos años, que a su vez acoge a cerca de un millón de personas refugiadas principalmente de Sudán del Sur. Las protestas ciudadanas acabaron con el derrocamiento de Omar Al-Bashir, tras más de 30 años en el poder. Sin embargo, no lograron acabar con las violaciones de derechos humanos, ni con la represión. Las regiones fronterizas con Sudán del Sur siguen sufriendo las secuelas del conflicto que separó ambos países, y principalmente afecta a muchas personas desplazadas forzosamente de sus hogares.

República Centroafricana

Más de 600 mil personas han tenido que huir de este país desde que estalló la violencia en 2012. A ellos habría que sumar otras tantas que se habrían visto obligadas a huir de sus hogares y viven desplazadas internamente. Pese a que en 2019 se firmó el sexto acuerdo de paz, los principales grupos armados siguieron cometiendo graves violaciones de derechos humanos contra la población civil en todos los territorios.

República Centroafricana sigue siendo uno de los países más peligrosos del mundo para el personal humanitario.

Eritrea

El acuerdo de paz entre Eritrea y Etiopía en 2018, que ponía fin a más de 20 años de conflicto, no supuso mayores libertades para la población eritrea, la cual sigue sufriendo uno de los regímenes más represivos del mundo.

Eritrea fuerza cada año a miles de jóvenes, incluso menores, a alistarse en el Ejército de forma indefinida o a ejercer como profesores de Secundaria, lo que ha provocado el éxodo masivo de jóvenes y niños. Más de medio millón de personas, el 10% de la población eritrea, ha tenido que huir en busca de refugio.

 

* Fuentes: Informe CEAR 2020 | Tendencias Globales de ACNUR | Informe Mundial de Human Rights Watch 2020

 

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