PIDE GARANTIZAR LA REAGRUPACIÓN FAMILIAR

Para que las familias refugiadas puedan estar unidas y en paz.
Las personas que se ven forzadas a huir, en ocasiones, tienen que dejarlo todo atrás. Y cuando decimos todo, es todo. A veces, también a la familia.
Por eso hay muchas personas refugiadas que, a pesar de haber sobrevivido a una peligrosa ruta migratoria y encontrar protección en España, no logran estar tranquilas.
Son muchas las personas que experimentan el duelo migratorio por una migración forzada y no deseada, nostalgia por lo que se ha dejado atrás, e incluso culpa por estar en un lugar seguro mientras su familia sigue en peligro.
Porque nadie está en paz hasta que su familia está a salvo.
La extensión y reagrupación familiar es materialización del derecho a vivir en familia para las personas refugiadas y una de las escasas vías legales y seguras para acceder a la protección sin jugarse la vida.
Sin embargo, aunque sea un derecho reconocido en la Ley de Asilo, existen muchos obstáculos que impiden a las personas refugiadas ejercerlo y reencontrarse con sus familias.
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Cada paso hacia el abrazo, se vive con emoción
Las personas refugiadas pasan por muchas fases y estados emocionales desde que salen de sus países de origen hasta que, por fin, logran reencontrarse con sus familias. Cada persona vive el proceso migratorio de una manera distinta, pero en cada una de estas fases, hay emociones predominantes, complementarias y, a veces, hasta contradictorias entre ellas.
LA HUIDA
Muchas personas refugiadas experimentan una falta total de control sobre sus vidas ante las situaciones de peligro que viven. El miedo se apodera de ellas y la huida es la respuesta instintiva para sobrevivir.
MIEDO
EL VIAJE
La necesidad de supervivencia activa en las personas refugiadas todos los mecanismos para afrontar los desafíos, los peligros y las situaciones de violencia durante el tránsito. La valentía y la resiliencia son el motor de quienes superan el viaje.
DETERMINACIÓN
LA LLEGADA
La llegada es un momento de alegría y sobre todo de alivio, después de sobrevivir a rutas migratorias en las que, muchas veces, han sufrido distintos tipos de violencia y han visto su vida en peligro. En ese momento, por fin, sienten la seguridad que buscaban.
SEGURIDAD
LA ACOGIDA
En la fase de acogida empiezan aparecen emociones reprimidas y recuerdos recurrentes de episodios traumáticos. Las personas refugiadas suelen experimentar el duelo migratorio, por una migración no deseada, nostalgia, por lo que se ha dejado atrás, e incluso culpa por estar en un lugar seguro mientras sus hijos o su familia siguen en peligro.
NOSTALGIA
LA ESPERA
La ansiedad por una espera que se puede hacer muy larga y por no estar con la familia, tanto en lo buenos como en los malos momentos, se mezcla con la esperanza del reencuentro y el sueño de un futuro junto a ella.
ILUSIÓN
EL REENCUENTRO
El reencuentro es para muchas personas refugiadas el momento más feliz de sus vidas, ese instante en el que, después de tanta pérdida y tanto sufrimiento, por fin, pueden construir un futuro junto a su familia en un lugar seguro.
FELICIDAD
Firma por el derecho a vivir en familia de las personas refugiadas.

Ayúdanos a conseguir que las familias refugiadas se puedan dar, por fin, el abrazo más esperado.