Caso de M.S (identidad protegida, Nigeria)

 Expuso en su declaración el peligro que su vida corría al haber sido víctima de trata con fines de explotación sexual en su país.

Solicité protección internacional en el Aeropuerto de Madrid-Barajas, con la asistencia letrada de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, CEA(R), en Madrid. Cuando llegué desconocía mi edad y me hicieron las pruebas para determinarla, 18 años.

Vivía en Nigeria con mi familia, era la menor de todos los hermanos. Éramos muy pobres, mis padres no teníantrabajo y mis hermanos y yo vendíamos fruta por las calles, especialmente naranjas y plátanos que mi madre compraba y luego revendíamos. Todo el dinero (entre 180 y 200 nairas) se lo entregábamos a nuestro padre. Nuestra era muy pequeña, prácticamente una habitación, allí vivíamos todos.

Hace unos meses unas diez personas entraron por la fuerza en mi casa ya avanzada la tarde. Toda la familia estábamos juntos. Esos tipos estaban armados, yo no les conocía pero había oído hablar de ellos, de “personas que entraban en las casas y raptaban a las chicas”. A mi padre le pidieron una importante cantidad de dinero y él les dijo que no podían pagar. Respondieron que entonces me llevarían con ellos, y que si no pagaban me matarían e incendiarían la casa.

Me ataron por las muñecas y vendaron los ojos, y me metieron en un coche. Creo que fue un largo trayecto. No me dijeron nada durante el viaje, y yo tampoco hablé. Había más chicas dentro del auto, no sé cuántas, sólo las escuchaba llorar. Me encerraron en una habitación vacía, sin ventanas, sin ningún tipo de mobiliario, me quitaron la venda y me encerraron. Yo estaba sola en la habitación pero sentía que alrededor había otras chicas también encerradas, las escuchaba gritar y

llorar. Nunca salí de esa habitación, hacía mis necesidades allí mismo, luego entraba alguno de esos tipos y las limpiaba. No me daban comida todos los días, sólo pan de vez en cuando.

Me pegaron varias veces, pero sobre todo fui abusada sexualmente durante cuatro meses por hombres diferentes. Me decían que si mi padre no pagaba la mandarían a trabajar en la prostitución al extranjero. Un día me confirmaron que iba a ser prostituida en el extranjero. Me negué, no podían obligarme, pero me gritaron, insultaron y me agredieron físicamente. Pasé mucho miedo y no volví a negarme a nada.

Me dijeron que iban a practicar una ceremonia, un ritual. Les dije que no creía en esas cosas porque soy cristiana y no me la hicieron. Pero me amenazaron diciéndome que si desobedecía me buscarían, me traerían de vuelta y lo pagaría, y que sabían dónde estaba mi familia.

Me llevaron al aeropuerto y me dieron pasaporte, documentación de residencia italiana y los billetes de avión. No sabía dónde iba ni nada, me estarían esperando.

Actualmente M.S. tiene mucho miedo de que la devuelvan a su país, miedo a que esa gente la encuentre y se vengue. Además, no sabe si han tomado represalias con su familia: no se ha podido poner en contacto desde entonces. Está siendo atendido por los servicios de CEA(R).

Extraído de “Voces de Dignidad. Testimonios para el compromiso con los refugiados.”. CEA(R) 2005.

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