
CEAR y la Universidad de Navarra se alían por la alimentación saludable de las personas refugiadas
La Facultad de Farmacia y Nutrición de la Universidad de Navarra organizó en colaboración con CEAR Navarra una sesión teórica y práctica sobre alimentación y salud dirigida a las personas solicitantes de protección internacional que viven en la Comunidad.
Un total de 27 personas refugiadas y solicitantes de asilo procedentes de Afganistán, Venezuela, Colombia, Nicaragua, Haití, Georgia, Rusia, Túnez, Malí, Marruecos y Honduras participaron este mes en una jornada de alimentación saludable y económica para dar respuesta a necesidades identificadas por CEAR Navarra.
«Ha sido una jornada muy interesante, en la que además de conocer la gastronomía local, las personas participantes han recibido información técnica con la que poder componer menús saludables aprovechando la riqueza de sus propias dietas. También es una gran oportunidad para conocer otros espacios como la Universidad de Navarra”, valora Idoia Oneca, coordinadora territorial de CEAR Navarra, sobre esta iniciativa, una colaboración iniciada en 2018.
Aprendizaje
La primera parte del encuentro se centró en una sesión teórica sobre nutrición impartida por Patricia Arellano, alumna de 4º del Grado en Nutrición Humana y Dietética. Después, el chef Julio Flames elaboró tres recetas con productos locales y de temporada con el objetivo de compartir la cultura culinaria autóctona, con ingredientes cuidadosamente elegidos para respetar las culturas y creencias de las personas participantes. La sesión culminó con un espacio de intercambio de conocimientos y saberes culinarios de diversos orígenes, mientras se degustó el menú elaborado.
«Yo soy de las personas que no come saludable porque muchas veces pienso que es más caro, pero nos han dado algunos consejos muy útiles como comprar productos de temporada y más verdura», apreció Dayana Patricia, solicitante de protección internacional procedente de Honduras.
Por la inclusión
Iniciativas de este tipo son muy valiosas no solo porque permiten compartir información y experiencias, sino porque también sirven para que las personas refugiadas encuentren espacios propios, mejoren su calidad de vida e impulsen su inclusión social.
«Me ha gustado mucho el taller, en un futuro me gustaría abrir un restaurante y me ha servido para conocer platos típicos de aquí», contó Noorullah, refugiado afgano asentado desde hace casi un año en Pamplona.
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