
Alzar la voz para luchar contra la violencia hacia las mujeres
Sadaf, Nadia, Shabnam, Aisha, Nilofar, Skula, Sharife, Alia, Sharbat… la lista de mujeres afganas amenazadas por el terror talibán desde su llegada a las instituciones es interminable. ¿Motivo? Ser mujer. Ser mujer y jueza. Ser mujer y deportista. Ser mujer y política. Ser mujer y reír. Ser mujer y no ir completamente cubierta. Ser mujer y alzar la voz.
Millones de mujeres en el mundo viven amenazadas y sus derechos humanos se vulneran de manera sistemática, pero todavía a día de hoy la persecución por motivos de género es una realidad invisibilizada. Una realidad que vio la luz recientemente en Afganistán con la llegada al poder del régimen talibán y provocó un claro retroceso en el acceso a los derechos más básicos de las mujeres y las niñas, y por tanto, un posible incremento de la violencia y amenazas ejercidas contra ellas por motivos de género, aunque nunca hayan dejado de existir. Amenazas como las que sufrían constantemente Sadaf y Shabnam, dos hermanas boxeadoras que decidieron rebelarse contra el destino que les esperaba como mujeres en su país: casarse contra su voluntad, tener hijos y cuidar de ellos. En 2016, viajaron a España para el estreno del documental “Boxing for Freedom”, decidieron quedarse y solicitar asilo, gracias al apoyo de CEAR han conseguido construir una nueva vida en España.
“No pueden salir de casa, no pueden reír, no puede hablar alto, no pueden estudiar”, enumera resignada Sharife sobre la situación actual de las mujeres en su país. Ella inició su segunda vida ahora hace 11 años, cuando llegó junto a su marido e hijos a España, tras las amenazas de los talibanes a su familia. Afortunadamente parte de su familia logró una salida segura de Afganistán, en uno de los recientes vuelos de evacuación, pero una de sus mayores preocupaciones ahora es la situación de quienes no lo han podido lograr, especialmente de las niñas como su sobrina, que ya ni siquiera pueden acceder a la escuela.
La persecución por motivos de género, un problema global
Estas son solo algunas de las muchas historias de mujeres afganas obligadas a huir para encontrar seguridad en otro país. Lamentablemente, la persecución por motivos de género no es exclusiva de este país, es una realidad silenciada a las que millones de mujeres de diversos rincones del mundo se tienen que enfrentar: trata de personas con fines de explotación sexual, matrimonios forzados, violencia machista o mutilación genital, entre otras.
Mujeres como Sainabou (Gambia), superviviente de la mutilación genital que le practicaron con tan solo 9 años, y que a día de hoy sigue recordando el “dolor”, los “gritos” y hasta “el corte de la carne” de aquel suceso traumático. Años después, embarazada de 8 meses, decidió huir de Gambia para proteger a su familia.
Ana Ruth (Colombia) sobrevivió milagrosamente a los 14 machetazos que recibió por parte de su exmarido. Tras vivir un año escondida, se vio obligada a huir para salvar su vida, con la dolorosa decisión de dejar a sus hijos en su país al cuidado de sus hermanas y sobrinas.
Kande (Costa de Marfil) fue abusada sexualmente por su tío y tuvo que huir a Burkina Faso, donde había recibido una oferta de trabajo como ayudante de farmacia. Se trataba de una red de trata y acabó encerrada en una casa con otras mujeres donde fue obligada a ejercer la prostitución durante más de un año. Uno de sus clientes decidió ayudarla a escapar a Marruecos, desde donde cruzó la frontera y solicitó protección internacional en el año 2015. Durante todos estos años ha continuado recibiendo presiones y amenazas de la red de trata de la que fue víctima. Por fortuna, ahora está logrando rehacer su vida en Málaga con el apoyo de CEAR, donde trabaja como cocinera, ha sido madre y han obtenido la protección internacional, tanto ella como su hijo.
Violencias en origen, tránsito e incluso país de acogida
Las mujeres y las niñas son las mayores damnificadas en los contextos de conflictos armados o de violencia generalizada, así como en las situaciones de pobreza extrema. Además, forman parte de uno de los grupos más afectados por el cambio climático y la degradación medioambiental. Pero no acaba ahí. La persecución y la violencia no terminan cuando logran escapar de sus países de origen, sino que en los países de tránsito y acogida corren el riesgo de sufrir diversos tipos de violencia. Así que, aunque su motivo inicial de huida no esté relacionado con motivos de género, en su trayecto migratorio los diferentes tipos de violencia que van a sufrir solo afectan a las mujeres. Esto complica aún más su proceso de inclusión social y su bienestar psicológico. Además, la pandemia ha agravado muchas de las situaciones relacionadas con la violencia que sufren concretamente las mujeres.
Ante este contexto, es imprescindible recordar algunos compromisos acordados a nivel internacional como son la Agenda 2030 (ODS 5 – Igualdad de Género), la Convención Sobre la Eliminación de Toda Forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), el Protocolo Marco de Protección de Víctimas de Trata y el Plan Integral de Lucha contra la trata con fines de explotación sexual, así como varias directrices específicas de ACNUR sobre la materia.
Cómo proteger a las mujeres y a las niñas
Por todo ello, y con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, CEAR reclama:
- Garantizar el acceso al procedimiento de asilo para todas las mujeres y niñas que llegan a nuestras fronteras atendiendo a sus necesidades específicas aplicando un enfoque de género durante todo el procedimiento.
- Proporcionar un tratamiento diferenciado a las mujeres y niñas con el objetivo de asegurar una correcta identificación de las violencias sufridas.
- Establecer mecanismos eficaces de identificación y protección de víctimas de trata con fines de explotación que primen la protección de las potenciales víctimas sobre el enfoque de persecución del delito.
- Mejorar y agilizar los procedimientos de reagrupación familiar y de acreditación del vínculo materno filial, que eviten situaciones de separación con las consecuencias que esto supone.